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Mostrando entradas de septiembre, 2021
  El orate  (Capítulo I) El policía - sentado en su silla - detrás del escritorio, se dirigió a mí con una mirada indiferente y dura a la vez:               -    ¿Cuál es tu nombre?        -    Seiken Keikopura.        -    ¿Seiken Keikopura?        -    Sí, señor.        -    ¡No me digas señor, soy Teniente de              policía!.               -   Sí, teniente.         -    ¡”Mi” teniente, debes decirme!        -    Sí, “mi” teniente.        -     ¿Qué clase de nombre es ese?        - ...

El orate capítulo Iv

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  El orate (Capítulo IV) El orate (Capítulo IV)          Uno de los vigilantes sacó un llavero de su cintura y me retiró las esposas de las manos, ya cuando se inclinaba a quitarme las de los pies, se levantó y le murmuró – a mí me dio la impresión que le musitó – a los oídos algunas palabras a su colega, yo supuse que le estaba advirtiendo de mi peligrosidad. Una vez liberado de manos y pies, abrieron la puerta del tribunal y me dejaron en la entrada, rodeado ahora por policías - . Observé el panorama, la sala estaba atestada de gente, se percibía un calor insoportable dentro de ella, todos con la vista fija en mí; el “delincuente”, el “asesino” y otros apelativos que los medios se habían encargado de enquistar en la ciudadanía. Reparé que las miradas que me dirigían los espectadores eran de furia, de cólera. Deseaba, en ese momento, que el piso del tribunal se agrietara bajo mis pies y dejase una fosa profunda donde caer y quedar sepultado ...
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  jueves, 28 de febrero de 2013 Las Larvas y su metamorfosis LAS LARVAS Y SU METAMORFOSIS        Despierto abruptamente a las 4:00 de la madrugada, aquejado por una cefalea intensa, las fuertes punzadas que siento en mi cerebro, son como si un perverso torturador, regocijado por su macabra labor, me estuviese insertando gigantescas agujas con punta roma, para provocar aún mayor dolor, lo que me hace percibir la sensación de que mi cabeza fuese a estallar en cualquier momento. Levanto las sábanas y frazadas lentamente y con cuidado con la finalidad de no perturbar el sueño de mi cónyuge.  - ¿Por qué te levantas tan temprano?, pregunta mi esposa.  - No tengo deseos de responderle. Desciendo desde la cama matrimonial me dirijo a la cocina, busco, con mis manos temblando, en un mueble donde están los medicamentos. Los encuentro, extraigo tres tabletas, las cuales ingiero con bastante agua. Espero pacientemente que la jaqueca decline. Camino hacia la ventan...